8 de febrero de 2011

Infiltrado

El cabo electricista leyó el parte de avería: Ruido extraño en el fluorescente del despacho del Comandante. Desplegó su escalera, subió a lo alto y destornilló el plafón. Entre la luminiscencia de los tubos, sentado en una mesa de casa de muñecas, un minúsculo oficial de las SS telegrafiaba mensajes cifrados a su Cuartel General. Cuando el espía le apuntó con su diminuta metralleta, al cabo electricista no le quedó más remedio que aplastarle la cabecita entre su índice y el pulgar.

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