2 de agosto de 2011

Kamasutra


Después de que la mujer elástica y el hombre forzudo hubieran practicado por primera vez acrobáticas posturas amorosas, en su roulotte, a la hora de la siesta, él, tierno y solícito, vuelve a encajarle a ella los húmeros en las escápulas, los fémures en los acetábulos, los radios en los escafoides. Ninguno de los dos ha disfrutado tanto nunca.